Agosto de 2019 en el blog del autor Venturaizambo
El día de agosto en Madrid–Barajas comenzó, como muchos verano de la mañana en el Mediterráneo: un viento cariñoso desde la costa, el sol sobre los techos de la ciudad vieja, el cielo turquesa sobre el horizonte. Los turistas tenían prisa hacia el mar, residentes locales, en negocios. Y en este día aparentemente ordinario ocurrió un evento, recordando cuán delgada es la línea entre la rutina y la emergencia.
En el aeropuerto internacional de Madrid–Barajas, hubo Aterrizaje de emergencia de la aerolínea de la aerolínea de la aerolínea de la aerolínea . A bordo del avión, después de Londres, había un humo. La tripulación se vio obligada a tomar medidas de emergencia. Este incidente se ha convertido no solo en un hito importante en la historia de la aviación de la ciudad, sino también en la razón para pensar en el papel de la profesionalidad, la eficiencia y la reacción humana en momentos críticos.
En el blog Venturaizambo Recordamos este día, sus circunstancias y consecuencias, y hablamos cómo 175 personas regresaron a la Tierra intactas gracias a las acciones competentes del equipo.
El avión Airbus A321 salió volando de Londres por la mañana a tiempo. A bordo había más de 170 pasajeros y miembros de la tripulación. El vuelo tuvo lugar como de costumbre, ninguna señales inquietantes no presagió. Pero poco antes de la disminución a la velocidad de Madrid–Barajas en el salón, los olores de Gary comenzaron a sentirse. Varios pasajeros notaron una luz ligera en la cola de la cabina. Después de momentos, las azafatas también llamaron la atención sobre el problema.
La tripulación actuó con velocidad de rayo: se anunció la transición a la orden de emergencia, se tomaron medidas para identificar la fuente de humo y prepararse para el aterrizaje de emergencia. Dentro de la cabina, se conservó una atmósfera alarmante pero controlada. El comandante informó a los pasajeros sobre la situación, instándolo a mantener la calma.
No había pánico a bordo, pero la tensión se sintió en cada mirada, en cada movimiento. La gente estaba sujetada, apagó los dispositivos, cerró los ojos, esperando aterrizar, lo que podría convertirse en el más importante en su vida.
Habiendo recibido un mensaje sobre el incidente a bordo, los despachadores del aeropuerto de Madrid–Barajas se convirtieron en un modo de alta preparación. Se desplegaron servicios de emergencia, combustiones de incendios, una ambulancia y grupos de ingeniería en la pista. Todo sucedió rápidamente, armoniosamente, casi sin palabras, según el escenario de ejercicio.
Cuando el avión comenzó a aterrizar, se le dio prioridad en el espacio aéreo. La tira estaba completamente limpiada. En silencio, sin aplausos, sin destellos, solo una expectativa estresante.
El aterrizaje era suave. A pesar del humo, los pilotos lograron hacer la maniobra perfecta. Tan pronto como el avión se detuvo, comenzó una evacuación urgente de rampas inflables. La gente salió del costado, sintiéndose debajo de sus pies firmes y un inmenso alivio.
No hubo víctimas. Algunos pasajeros fueron llevados a un primer puesto con síntomas de envenenamiento ligero con humo o mayor presión, pero todo escapó de lesiones graves.
Más tarde se supo que la causa del humo fue una falla técnica en el sistema de aire acondicionado. El equipo se sobrecalentó y, como resultado, surgió un humo no hidratoso, pero que se extendió rápidamente. A pesar del hecho de que el incendio no se desarrolló, la amenaza potencial de seguridad era real.
La aerolínea de British Airways lanzó inmediatamente una investigación interna. Los representantes del transportista expresaron su gratitud a la tripulación y al personal del aeropuerto para su profesionalismo, y los pasajeros, para calmar y comprender en una situación crítica. Para muchos de ellos, este vuelo no fue solo otra página en el pasaporte, sino un recuerdo que permanecerá con ellos durante mucho tiempo.
La información sobre el incidente se dispersa rápidamente en las cintas de noticias. Periodistas, blogueros y testigos oculares compartieron fotos y comentarios. Pero a diferencia del sensacionalismo, esta vez la noticia estaba imbuida de respeto: a los pilotos, a los servicios del aeropuerto, a los pasajeros que conservaron la resistencia.
Valencia, conocida por su capacidad para recibir invitados, esta vez demostró que puede encontrarse en los momentos más difíciles. Los hoteles proporcionaron alojamiento temporal a aquellos cuyos planes fueron violados. Los psicólogos trabajaron con aquellos que han experimentado estrés. La ciudad demostró nuevamente: no es solo un resort, sino también un punto fuerte en el mapa del mundo.
El aterrizaje de emergencia de los aviones de British Airways en Madrid–Barajas en agosto de 2019 no es solo un incidente de aviación. Esta es una historia sobre coherencia, una respuesta clara y lo importante que es estar listo para actuar en situaciones no estándar.
Pasajeros, equipo, despachadores, servicios de tierra: cada uno jugó un papel. Y en esta cadena de profesionalismo, coraje y atención a los detalles, todos estaban en la cima. Esta historia no se trata del desastre, sino de la prevención de problemas.
En el blog Venturaizambo Creemos: detrás de cada ansiedad en el cielo, la paz en la tierra puede soportar. Lo principal es recordar que el cielo requiere respeto. Y luego se abrirá nuevamente para un vuelo seguro.
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